25 /02/2014 - 22:49h

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais: padres envueltos en negro recién llegados de Extremadura o Andalucía para acompañar el féretro de un chaval, guardia civil: su hijo asesinado. A gudaris valientes respondiendo silentes a jóvenes que les insultaban por manifestarse contra la barbarie de ETA. A Arantxa Lasa, una mujer atrapada en el dolor y la rabia por la muerte de su hermano enterrado en cal viva por los hombres del general Galindo. Compañeros de universidad detenidos y maltratados por compartir su vida con alguien que una vez conoció a alguien que conocía a otro que conocía a un etarra. A un miembro del servicio  de información de la Guardia Civil queriendo vender una historia para pagar el tratamiento de una madre enferma. A compañeros periodistas a los que un atentado les obligó a abandonar su hogar y transformar su vida en otra ciudad.  

 

Asamblea Antimilitarista de Madrid, Alternativa Antimilitarista. MOC    publico.es

Se dice que hoy la gente joven apenas se puede imaginar lo que suponía la mili. Quizá sea cierto. Los avances sociales hacen que nos acomodemos pronto a la nueva situación. Seguramente no habrá hoy quien defienda la necesidad de pasar obligatoriamente por el cuartel como parte del rito ciudadano de tránsito, pero hasta no hace mucho, cuando pensar así también era una apuesta y un riesgo, pocas voces de las que hoy dan tantas cosas por hechas se escucharon en este sentido. La campaña Insumisión se valió de los cuerpos de los insumisos e insumisas, los no tantos medios de comunicación alternativos que había, y un núcleo solidario que poco a poco fue haciéndose más grande.

El próximo 20 de febrero se cumplirán 25 años desde aquella primera presentación de insumisos al Servicio Militar Obligatorio. Miles fueron los que les siguieron, tanto a la plaza, como a los juzgados e incluso a prisión. Ni los tribunales civiles ni militares, ni las inhabilitaciones, ni la cárcel pudieron frenar la insumisión. Más bien, al asumir las consecuencias de su desobediencia, los insumisos encendieron un altavoz plagado de significado para sus reivindicaciones.

La importancia del fondo, lo positivo de las formas

Una de las bases fundamentales para la convivencia es garantizar la libertad y seguridad

A raíz de la detención de las personas condenadas por el Tribunal Supremo por pertenencia a Segi, Lokarri, Red ciudadana por el acuerdo y la consulta, quiere subrayar la importancia de no perder la perspectiva sobre el fondo del asunto.

Convivir es principalmente vivir en comunidad, estableciendo pautas y normas que favorezcan la ayuda, seguridad, colaboración y cooperación necesarias para, en primer lugar, satisfacer las necesidades humanas básicas a través del trabajo y el reparto equitativo de bienes; y en segundo término, para resolver eficazmente los conflictos de relaciones que se producen en el seno de esa comunidad.

Comunicado de prensa de AI
25 octubre 2012
http://www.amnesty.org/es/for-media/press-releases/advertencia-paises-ue-no-golpear-manifestantes-2012-10-25

Personas que se manifestaban pacíficamente en países de la Unión Europea han recibido golpes y patadas, han sido rociadas con gas lacrimógeno y han sido alcanzadas y heridas por proyectiles de goma; sin embargo, no se investiga ni castiga el uso excesivo de la fuerza por parte de la policía.
A través de relatos personales procedentes de Grecia, España y Rumania, el documento de Amnistía Internacional titulado Actuación policial en las manifestaciones en la Unión Europea pone al descubierto el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes y periodistas, las detenciones arbitrarias y la obstrucción del acceso a la asistencia médica, y pide a los gobiernos que investiguen estas violaciones de derechos humanos e impidan su comisión.
“Sí, la policía es responsable de proteger la seguridad y el orden públicos. Pero también tiene la obligación de garantizar que todas las personas que residen en su territorio pueden ejercer el derecho de reunión pacífica”, ha señalado Fotis Filippou, coordinador regional de campañas de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central.

Esta es la relación completa de los firmantes de la Iniciativa Glencree, tal como la facilitaron ayer ellos mismos y el equipo dinamizador de la experiencia en San Sebastián. Dos participantes enla experiencia (una victima de ETA y otra del Batallón Vasco Español) prefirieron no firmar al final la iniciativa por razones personales, aunque apoyan todo el trabajo realizado.

Iñaki Aguiriano. Hijo de Victoriano Aguiriano y María Ángeles Barandiarán, muertos tras ser tiroteados el 16 de octubre de 1982 en un control de la Policía Nacional en Vitoria.

En 17 folios, las víctimas que han participado durante un lustro en la Iniciativa Gleencree han resumidos sus experiencias compartidas en un texto con el que todas se sienten identificadas. Este es un resumen en sus propias palabras.

Quiénes somos. “Somos un grupo de personas que tenemos en común haber padecido (...) un enorme e injusto sufrimiento”.

“Durante estos años de intercambio hemos guardado silencio hacia el exterior, tratando de escucharnos y de dialogar sin ninguna incidencia ajena al grupo. Hemos vivido un proceso de encuentro y discusión, difícil y conmovedor, con la intención de que ese paso fuese nuestro grano de arena en la construcción de la paz”.


La iniciativa Glencree culmina cinco años de reuniones secretas con un manifiesto. Apuestan por un reconocimiento «equitativo» e instan a los autores de los atentados a asumir la «responsabilidad»

Glencree. El nombre de esta ciudad irlandesa sede de un centro de paz es clave para 25 víctimas de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español (BVE) y los abusos policiales. En ella comenzaron hace cinco años unos encuentros discretos entre personas de mundos opuestos para intercambiar sus dolorosas experiencias. Las lógicas dudas, miedos y recelos iniciales se han ido disipando con el tiempo hasta que ayer, en San Sebastián, estas víctimas de diferentes terrorismos pusieron, cinco años después, punto y final a la experiencia con un manifiesto conjunto y un sonoro aplauso. El texto se resume en la demanda de «reparación, memoria, justicia y reconocimiento para todas de forma equitativa», en la petición a la sociedad vasca de una «revisión autocrítica del pasado» y en la exigencia a los autores de la violencia de «reconocer el daño causado y asumir la responsabilidad».


02 nov 2011 Ignacio Sánchez Cuenca Profesor de Sociología de la Universidad Complutense y autor de ‘Más democracia, menos liberalismo’ (Katz) Publico.es

Uno de los fenómenos más extraños que se han vivido en la política española consiste en que el debilitamiento de ETA haya ido acompañado por un endurecimiento en las actitudes de buena parte de la sociedad española ante el terrorismo. A medida que ETA fue entrando en un proceso irreversible de decadencia, cada vez más acosada, ha habido mucha gente que ha radicalizado sus posturas; hasta el punto de que las actuales encuestas de opinión pública muestran que hay una mayoría de la población que se opone no sólo a posibles beneficios penitenciarios, sino incluso al acercamiento de los presos a las cárceles del País Vasco.

Josu Ugarte Director de la ONG Bakeaz

El Observatorio Zoomrights, de Bakeaz -la ONG dirigida por Josu Ugarte- y la Fundación Fernando Buesa, incidirá en la reparación de las víctimas del terrorismo y las acercará a las instituciones internacionales, pero sin olvidar a los 'verdugos' que también han padecido la lacra de la violencia
Alberto Abaitua - Lunes, 2 de Mayo de 2011 -


Hace casi dos décadas una serie de personas vinculadas a la universidad, al ámbito del pacifismo, los derechos humanos y el medio ambiente alumbraron Bakeaz, una organización no gubernamental que proporciona criterios para la reflexión y la acción cívica. Ahora se enfrentan, junto a la Fundación Fernando Buesa, al reto de impulsar un observatorio que acerque las víctimas del terrorismo a las autoridades internacionales.
¿Cómo se consigue devolver la dignidad a las víctimas?
Haciendo justicia.

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