18 Mar 2010 por Jordi Calvo Rufanges
España merece estar en el G-8. Los méritos no son tanto económicos o políticos, ya que en ese sentido es muy dudoso que ni tan siquiera formara parte del G-20. Los informes de los centros de estudios sobre armamento como el SIPRI, o el Centre Delàs, afirman que independientemente de que el Gobierno sea socialista o conservador, España está entre los principales productores y vendedores de armas a todo el mundo. Tal y como informa Daniel del Pino (Público), según el SIPRI, España es el octavo país que más armamento pesado exportó entre 2005 y 2009, siendo EEUU (embarcado en varias guerras) de los países que que más armamento recibieron de España, o Colombia (también en guerra), que recibió 15 unidades de obuses SBT de 150 mm o cuatro aviones de transporte C-295. Además, del Informe del Gobierno español sobre exportaciones de armas españolas en el año 2008, el Centre Delàs denuncia que las exportaciones españolas de armas en este año han sido de 934,45 millones €, un 0,2% superior a las de 2007. En este informe del Gobierno se indica que se han exportado armas a Israel, Colombia, Marruecos, Turquía, Arabia Saudita, Ecuador, India, Pakistán, Venezuela, Emiratos Árabes,  Indonesia, Singapur, Tailandia, Sri Lanka, Angola, Ghana. Una tercera parte de dichas exportaciones tuvo como destino países que vulneran la propia Ley de control de transferencias de armas, según la que se deberían denegar las exportaciones a países sancionados por Naciones Unidas, inestables, en conflicto armado, que vulneren los derechos humanos, que no condenen el terrorismo o que prioricen el gasto público en defensa por encima del gasto social (educación y sanidad). España es una gran potencia, como antaño, pero tristemente lo es tan solo en lo que se refiere a su participación en el negocio de la guerra.

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